¿Qué es lo que queda de esta tragedia?, ¡lo mismo de siempre!, víctimas inocentes, escándalo político, encubrimiento, impunidad y sobre todo dolor, pero mucho dolor. Dolor que deja a padres y hermanos de las víctimas como muertos en vida, ni siquiera existe una palabra que los defina, a quien pierde a su pareja se le llama viuda ó viudo, el niño que pierde a sus padres se convierte en huérfano, pero la madre o el padre que pierde a su hijo ¿cómo se le nombra?, ¿qué palabra puede sintetizar la tragedia que representa la pérdida de una vida que se gestó en el vientre de una madre?. No existe, y no existe porque por que ningún padre ni madre devería enterrar a su hijo, y mucho menos de la manera en que la muerte le llegó a estos inocentes, a quienes no tenía porqué llegarles, si tan sólo existiera un mínimo de calidad humana en los mercaderes de las necesidades humanas y las autoridades que los solapan. Déviles de espíritu que fácilemnte sucumben ante el ficticio poder del dinero, que alivian sus carencias con todo lo que el dinero puede comprar, ¡pobres diablos!.
Pero mayor es nuestra desgracia pues en sus manos hemos dejado el destino de nuestras vidas, son ellos los que detentan el poder político, económico y religioso, los que a través de la pantalla de la televisión nos dicen cómo vivir, qué comer, y que pensar; los que cuentan las ganacias mientras nosotros contamos los muertos, los que saben que el dinero es tan malo, que lo tienen que concentrar en pocas manos para que el daño no afecte a tantos, ¡total!, los pobres tendrán garantizado su lugar en el cielo.
Esos ahora le apuestan al olvido, a que mañana aparezca un nuevo escándalo que desvíe la atención del presente, ofreciendo dinero a los deudos para compensar la irreparable pérdida que han sufrido, porque el dinero es el único valor que conocen, es todo lo que pueden ofrecer, es todo lo que tienen, es lo que sus honorables negocios como la bodega que funcionó como guardería les ha dejado, producto de su "trabajo". ¿Justicia?, ¡no!, eso es un artículo suntuario al que sólo pueden acceder los que puedan pagarla.
¿Dónde esta el dolor del presidente del empleo?, el mismo que expresó cuando perdió a su amigo, el que literalmente cayó desde lo más alto, desde la posición que le otorgó jugosísimos contratos para los negocios de su familia, además de anotarse como sucesor para habitar la residencia de los pinos. ¿Acaso estos niños no merecen también un luto nacional?, murieron víctimas del desprecio y de la avaricia de los parientes y amigos empresarios cercanos al poder, estos 47 niños eran inocentes de todo, su única culpa fue no haber nacido en una adinerada familia donde no hubiésen tenido que ser dejados a cargo de quienes medran con las responsabilidades que el estado desatiende.
Sólo peor que un estado fallido puede ser un estado cómplice, y yo no se de que otra manera se pueda calificar el actuar del gobierno actual y el de su antecesor que tanto prometieron distinguirse de todos los que a su vez los antecedieron, no llegaron mas que a continuar con más de lo mismo pero con imágenes religiosas por delante, ¡qué poca....!
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