sábado, 1 de mayo de 2010
DE SER NIÑO EN MÉXICO Y NO MORIR EN EL INTENTO
POR: Elmer Omero Solovino De La Calle
Y ya que los poderes económicos, políticos y religiosos de este país se ostentan como seguidores de la ideología cristiana, hablaré en términos que supongo comprenderán: “Aunque a tu lado caigan mil y diez mil a tu diestra” (Salmo 9, ver. 7), las “celebraciones” de carácter comercial, no deben cesar.
Son engordados como rebaño de semovientes, son mal educados por un sistema que pondera la importancia de los valores comerciales por encima de los valores humanos, son abortados en vida ya sea por la creciente falta de oportunidades dignas de subsistencia o por el abuso sexual de un ministro religioso que posteriormente le condenará por sus preferencias sexuales que en muchos casos son consecuencia del abuso sexual mismo. No sólo son golpeados, maltratados o explotados, son víctimas mortales del fuego, ya sea aquel que surge las condiciones en la cuales se les “cuida” en una bodega que hace las veces de guardería, o por el “cruzado” proveniente de una “guerra anti criminal”, para luego ser rematados además en el discurso oficial que los calificará como “los menos”, ellos son los niños de México. Muchos de ellos son traídos a este mundo, a este país y en pleno siglo veintiuno, como consecuencia de la ignorancia, de la manipulación, y hasta de la violencia, su infancia es cada vez más breve ante la creciente brutalidad de una realidad que los despoja de su ternura, de su inocencia, y de su imaginación, desde su temprana edad son convertidos en “clientes cautivos”, adiestrados y condicionados a mantener el viciadísimo círculo del consumismo impulsivo e irracional que en la actualidad mueve a este mundo.
¡Aaaahhhhhh! pero en cuanto se aprueba una ley que en parte trata de evitarle a un ser humano todas estas desgracias, los respetables y honorables “defensores de la vida” salen de su oscurantismo fanático-religioso para despotricar en contra de lo que acorde a sus “valores católicos” califican de una absoluta inmoralidad, ¿qué clase de vida defienden?, ¿qué calidad de vida le pueden ofrecer a un individuo cuyo gobierno lo despreciará, y lo mantendrá en la pobreza mientras el triunfo electoral dependa de su hambre y de su ignorancia?, defender una vida en tan desfavorables circunstancias sólo puede ser justificado con oscuros propósitos, para el político será un voto, para el empresario un cliente, y para el clérigo una fuente de recursos y de satisfactores de carácter sexual.
Hoy, el tráfico de las grandes ciudades se desquiciará, los centros comerciales se saturarán, los niños serán festejados comiendo una hamburguesa que no los va a nutrir, y quizá verán alguna película que difícilmente les dejará alguna enseñanza positiva, el calendario de las festividades comerciales no se detendrá ante la infortunada realidad que por miles cuenta a los muertos que diariamente aparecen a lo largo y ancho del territorio TECEL, los opiáceos de esta cultura mercantilista borrarán de la memoria colectiva el recuerdo de aquellas pequeñas víctimas que tuvieron el infortunio de haber nacido y vivido sus primeros años de vida, bajo el desgobierno de una administración que pasará a la historia como aquella que se caracterizó desde su origen por sus inconsistencias.
En fin, que seguir vivos frente a tan sangrienta y desesperanzadora realidad debe de ser motivo de celebración cotidiana, y sobre todo en un día como hoy, seguir siendo niño de espíritu es toda una proeza y por lo tanto motivo de festejo.
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