POR: el chilangosapiens
Que aquí no me referiré a aquellos que montados en el escenario electoral ganaron o perdieron los cargos de gobierno que utilizarán en el futuro inmediato para mejorar primordialmente sus particulares intereses y obligaciones, es ocioso hablar de ello, en los hechos ha quedado demostrado una y otra vez que nuestras necesidades pasan a segundo término una vez que el político ha obtenido lo que de nosotros necesitaba. Que ganen unos y que pierdan otros no significa nada para nosotros los gobernados, quienes de una o de otra manera siempre terminamos perdiendo con sus triunfos y derrotas.
Los resultados de los comicios no están en qué partido domina la cámaras, o los estados, el verdadero resultado electoral esta en la pobreza física y espiritual que no es combatida, sino mantenida por un sistema de partidos que medra con las necesidades insatisfechas de millones de paisanos que sobreviven en un país que gasta ríos de dinero en esas mismas elecciones tan estériles como la moralidad de quienes las organizan.
Los resultados electorales también están en la desesperanza que todos los años lanza a miles a cruzar la frontera en busca de ya no sólo mejorar el ingreso económico, sino de simple y sencillamente encontrar el que les permita la subsistencia personal y familiar, porque en su país los políticos tienen que ganar ofensivas sumas de dinero para que no se corrompan y puedan trabajar libremente por el bien de sus votantes, y como el dinero no alcanza para todos, por eso son enviados a otro país que los maltrata y los explota, para que de allá nos manden el dinero que acá hace falta para satisfacer las necesidades que quedan pendientes ¡como organizar más elecciones!.
Pareciera que somos cosechados para trabajar (cuando esto es posible), comprar (cuando esto también sea posible), y votar; más de cien millones de seres humanos condicionados y manipulados para mantener el estatus quo que beneficia a una pequeña minoría, y todavía nos señalan y nos califican de malos ciudadanos cuando nos negamos a participar en esta grotesca farsa mal llamada democracia, ¿qué razón le puede asistir a quien defiende este sistema?, ¿qué clase de individuo se involucra en política y en el estado actual en la que esta se encuentra?, la respuesta es bien conocida por todos y dista mucho de lo moralmente correcto y de todo aquello que hace a un ser, un humano.
A golpe de monumentales fraudes que desfalcan las arcas públicas y de las cínicas declaraciones con las que pretenden justificar lo injustificable, los políticos me han hecho comprender lo ingenuo que resulta confiarle a tan pequeñas y miserables criaturas el destino de millones y millones de seres humanos.
Que aquí no me referiré a aquellos que montados en el escenario electoral ganaron o perdieron los cargos de gobierno que utilizarán en el futuro inmediato para mejorar primordialmente sus particulares intereses y obligaciones, es ocioso hablar de ello, en los hechos ha quedado demostrado una y otra vez que nuestras necesidades pasan a segundo término una vez que el político ha obtenido lo que de nosotros necesitaba. Que ganen unos y que pierdan otros no significa nada para nosotros los gobernados, quienes de una o de otra manera siempre terminamos perdiendo con sus triunfos y derrotas.
Los resultados de los comicios no están en qué partido domina la cámaras, o los estados, el verdadero resultado electoral esta en la pobreza física y espiritual que no es combatida, sino mantenida por un sistema de partidos que medra con las necesidades insatisfechas de millones de paisanos que sobreviven en un país que gasta ríos de dinero en esas mismas elecciones tan estériles como la moralidad de quienes las organizan.
Los resultados electorales también están en la desesperanza que todos los años lanza a miles a cruzar la frontera en busca de ya no sólo mejorar el ingreso económico, sino de simple y sencillamente encontrar el que les permita la subsistencia personal y familiar, porque en su país los políticos tienen que ganar ofensivas sumas de dinero para que no se corrompan y puedan trabajar libremente por el bien de sus votantes, y como el dinero no alcanza para todos, por eso son enviados a otro país que los maltrata y los explota, para que de allá nos manden el dinero que acá hace falta para satisfacer las necesidades que quedan pendientes ¡como organizar más elecciones!.
Pareciera que somos cosechados para trabajar (cuando esto es posible), comprar (cuando esto también sea posible), y votar; más de cien millones de seres humanos condicionados y manipulados para mantener el estatus quo que beneficia a una pequeña minoría, y todavía nos señalan y nos califican de malos ciudadanos cuando nos negamos a participar en esta grotesca farsa mal llamada democracia, ¿qué razón le puede asistir a quien defiende este sistema?, ¿qué clase de individuo se involucra en política y en el estado actual en la que esta se encuentra?, la respuesta es bien conocida por todos y dista mucho de lo moralmente correcto y de todo aquello que hace a un ser, un humano.
A golpe de monumentales fraudes que desfalcan las arcas públicas y de las cínicas declaraciones con las que pretenden justificar lo injustificable, los políticos me han hecho comprender lo ingenuo que resulta confiarle a tan pequeñas y miserables criaturas el destino de millones y millones de seres humanos.
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