POR: el chilangosapiens
Si ya de por sí el “haiga sido como haiga sido” es la emblemática frase que dejó en claro la absoluta inexistencia de virtudes en la actual administración federal, el más reciente discurso falaz utilizado para justificar las acciones que despejan el camino a la generación de nuevas riquezas privadas, ratifica el desapego total a las creencias que dicen practicar. Para un gobierno que se precia de ser muy católico, las acciones que ha llevado a cabo para finiquitar a una empresa que desde el propio gobierno se administraba, y se administraba deliberadamente mal, resulta ser un ominoso acto que pone al descubierto su miserable naturaleza.
Reprochable desde cualquier punto de vista, inclusive desde la propia religión que dicen practicar, la cual condena el hecho de dar falso testimonio sobre sus semejantes, hoy el discurso oficial le achaca casi todos los males nacionales a un sindicato que durante décadas, fue cómplice del gobernante en turno.
Una verdad a medias no es una verdad, y hasta el momento ni el sindicato ni el gobierno han hablado con la verdad, nadie quiere admitir la responsabilidad que le corresponde en este conflicto. Durante muchos años el sindicato vendió la voluntad electoral de sus agremiados al candidato que les asegurara el cumplimiento de sus crecientes exigencias, mantener activa una empresa que desde hace más de treinta años estaba en quiebra, fue el pago de quienes llegaron a la silla presidencial por los favores recibidos en campaña.
La Compañía de Luz y Fuerza del Centro ha sido una de las paradojas más grandes de este país, ya que los gobiernos hicieron como que administraban la empresa, el sindicato hacía como que producía, pero los consumidores pagamos con dinero contante y sonante el deficiente servicio que nos proporcionaron, fuimos a querer o no, obligados a mantener esta farsa.
Y no hay nada de heroico en haber terminado con esto, ¿qué clase de gobierno se tiene que ocultar en la obscuridad de la noche de un sábado, ayudado por la distracción que genera el espectáculo del fútbol, para “hacerle un bien a la nación”?, ¿con qué capital moral puede este gobierno proempresarial juzgar a aquellos que abusan del presupuesto nacional?, acusar al SME de ser un sindicato oneroso e improductivo es mirar la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio.
Desde hace más de cuarenta años ningún gobierno nos ha reportado ganancia alguna, sexenio tras sexenio sólo hemos sabido de pagar y pagar más deudas, a pesar de que cada año nuestros presidentes requieren de más recursos para hacer su trabajo. Simplemente el actual ha solicitado un presupuesto de tres billones de pesos para sus gastos de el próximo año, a pesar de que hoy existen más pobres que el año pasado, ¡eso sí es producir!.
A pesar de esto, muchos se sienten satisfechos con la liquidación de la Compañía de Luz, la mayoría motivados por un malsano rencor social, que se sigue nutriendo con las versiones de locutores de radio y de televisión, cuya lealtad está con los dueños del poder económico y político, los mismos que hoy sí tienen razones fundadas para festejar este acontecimiento que se suma al resto de los que en el pasado han venido adelgazando al estado, para crear las inmensas fortunas que hoy lo controlan todo.
Así que ni al sindicato ni al gobierno les asiste la razón, mucho menos la moral, ésta es la doble inmoralidad que caracteriza a éste fétido conflicto, que por donde quiera que se le mire, apesta a corrupción e intereses de grupo.
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