A Bush le tocó un zapato, símbolo del máximo desprecio en la cultura del medio oriente a quien no merece respeto alguno, a Berlusconi le ha tocado una copia en miniatura de una catedral, significado que aún no alcanzo a comprender, pero que resulta ser sumamente curioso para un gobernante de derecha; y uno como buen mexicano ofendido y menospreciado por los poderosos, no puede evitar pensar en la larga lista de políticos que a fuego lento nos han hervido el buche. Claro está, que en el caso mexicano resultaría muy difícil lograr una “proeza” de tal magnitud, no sólo por la cantidad de policías y militares que siempre escoltan a nuestro “elegido”, sino por las características físicas del mismo, las cuales harían imposible lograr el alcance nuestro objetivo.
Nunca antes nuestro mundo había estado tan desquiciado como ahora lo está, la manipulación que ejerce el mercenario criterio de los medios de comunicación sobre aquellos aficionados que siguen y adoran la intensidad del fútbol y demás deleznables espectáculos televisivos, convierte de un momento a otro a alguien que aprovecha el poder para hacer jugosísimos negocios en víctima, y en ese mismo instante aquél que tiene que soportar y padecer las políticas económicas que se dictan desde una sala de juntas de algún corporativo multinacional, es juzgado y sentenciado no sólo por la manipulada opinión pública, sino también por los sistemas legales cuya finalidad es impartir justicia.
Sujetos como el que le propino el catedralazo a Berlusconi son calificados y tratados como desquiciados mentales, son recluidos en prisiones por considerárseles sujetos “antisociales”, ¿pero quién será más antisocial? ¿aquel que manifiesta su desacuerdo rompiéndole la cara a sujetos como Berlusconi, o sujetos como Berlusconi o como Azcárraga, o como Salinas Pliego, que con sus emporios contribuyen en gran medida a la involución humana?, ¿acaso acumular y acumular riquezas y poder es menos enfermizo que agredir físicamente a otro individuo?.
En ningún caso se puede justificar la violencia, sin embargo las leyes de la física no fallan, a toda acción corresponde una reacción, como lo dice mi maestro, la violencia tiene apellido: violencia causa y violencia efecto.
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