Tras el cuestionable “proceso electoral” que en el 2006 sentó en la silla presidencial, no al candidato más popular, sino al más vendido (sí, al más vendido con publicidad y mercadotecnia), a muchos de nosotros no nos quedó duda alguna de la magnitud de el poder que la televisión ejerce sobre aquellos infortunados cuyas pobres identidades están construidas en base a la Coca-Cola y al pan Bimbo.
La patológica obsesión de los medios electrónicos de comunicación por controlarlo todo, obliga a sus subordinados (la flamante clase política mexicana) a abrir la boca, aunque sea para decir idioteces, que sirven para llenar los espacios….”informativos” que a su vez, sirven muy bien para vender productos de ínfima calidad que mantienen a las grandes masas de este país sumidas en la más profunda desnutrición mental, espiritual, y física.
El trágico caso que me ocupa en esta ocasión, tiene que ver con la reciente matanza de estudiantes, sí, una vez más de estudiantes, que a pesar de la “transición democrática”, en nuestro país siguen muriendo personas inocentes por acciones directas ó indirectas de los gobiernos católico-empresariales.
Para Ciudad Juárez resultan insuficientes las palabras de nuestro idioma, la brutalidad de los acontecimientos que ahí y en todo nuestro vapuleado país ocurren cotidianamente, rebasa por mucho la capacidad expresiva de nuestras palabras para reclamar, indignarnos, o simplemente dolernos por lo sucedido, pero ya tampoco nos alcanzan para mentar la actitud de quienes con cargo al erario público, cobran exorbitantes sumas de dinero a cambio de hacer poco o nada por evitar que este tipo de tragedias continúen ocurriendo.
Peor aún es que además de cobrar por tan miserables resultados, abran la boca para descalificar a las víctimas de esta inexplicable masacre que, según ellos (los que cobran por hacer nada), reafirma su estúpida teoría de que “entre ellos se están matando”. ¡Qué poca……información tiene este gobierno para hablar tan a la ligera!, que falta de…. ¿cómo decirlo? … ¡digamos elementos! tiene para opinar sobre los cadáveres, víctimas de su falta de legitimidad, la cual aún sigue buscando con su guerra emprendida en contra del crimen organizado.
Quedan entonces expresamente manifestadas las carencias de las que adolece este gobierno, no se trata de la información insuficiente con la que ahora se excusa para retractarse de sus declaraciones iniciales sobre este lamentable caso, se trata de insuficiencias más elementales, aquellas que se requieren para ostentarse como presidente de un país democrático, cosas que para las personas a las que efectivamente representa “nuestro presidente del empleo” no valen nada, cosas que evitan dar diagnósticos de gastritis mal cuidadas a una anciana indígena violada y torturada por quienes en teoría se deberían de encargar de protegerla y cuidarla.
P.D. Las opiniones expresadas en este artículo pueden considerarse como estupideces debido a que no se cuenta con la información suficiente.
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